Reportaje de El Mercurio:

Las historias detrás de la Copa del Mundo de pelota vasca en Chile

Sin auspicios, la federación se atrevió a organizar el evento desechado por México, aun cuando han limitado la preparación de los deportistas debido a la remodelación de las canchas. El desafío es romper la elitización y masificar la actividad.

 

Zita Solas no es un nombre común. Al igual que la mayoría de los pelotaris –como se conoce a los jugadores de este deporte- , comenzó a jugar por herencia familiar. Solas, de familia vasca, tiene 32 años y es una de las seleccionadas chilenas que jugarán la Copa del Mundo de Pelota Vasca, en modalidad frontón 30 metros.

Pero Zita no solo juega: también está encargada del Centro Vasco, una de las sedes del torneo; es gerenta de la federación y se preocupa de todos los detalles del evento, además de preocuparse de las circunstancias externas del certamen. Por estos días busca auspicios para la copa sin éxito alguno. “No tenemos sponsors y vamos a tener que costear todo nosotros”, cuenta.

En chile, aproximadamente 200 jugadores forman parte del circuito nacional de pelota vasca. Todos juegan en clubes privados de Santiago, Viña del Mar y Concepción. De hecho, la cita planetaria se llevará a cabo en el Estadio Español y en el Centro Vasco, que junto al Stade Francais son los únicos sitios en los que se juega en Santiago.

El evento, que arranca el 19 de noviembre con 15 países, será clasificatorio para el Mundial Absoluto de Barcelona 2018 y los Panamericanos de Lima 2019.

Entrenar sin cancha

Esteban Romero tiene 20 años y comenzó a jugar pelota vaca a los 6 años. Manuel Domínguez tiene 21 y se inició a la misma edad. Como todos los pelotaris, partieron primero en rácquetbol, porque la pelota es muy pesada cuando son niños.

“Desde chicos nos gustó”, cuenta Romero. “Para mí es el deporte más hermoso que hay. La velocidad de la pelota es algo que te llama mucho la atención”, agrega Domínguez. Ambos se conocen bien: fueron terceros en el Mundial Sub 22 de 2013 de pelota vasca, modalidad trinquete.

La preparación ha tenido un problema insólito: la cancha. La pista de la Copa del Mundo solo estuvo en buen funcionamiento hasta junio, ya que luego ha estado en constantes remodelaciones para el torneo. Por lo mismo, han debido entrenar en una pista de trinquete, una modalidad diferente a la de la cita.

“Suena divertido, pero realmente estamos en desventaja, porque puede estar la cancha acá, pero no tenemos dónde entrenar. Eso va a ser hasta una semana antes de que empiece la copa y, aunque suene irónico, vamos a entrar a una cancha nueva”, profundiza Romero.

El mexicano David Vara, campeón del mundo juvenil en 2007 y head coach chileno hace cuatro meses, analiza las posibilidades nacionales.

“No hemos podido entrenar como quisiéramos, pero con el talento que hay aquí espero que podamos subirnos al podio. Hay mucha diferencia con las potencias por la cantidad de jugadores, pero tengo fe en que superaremos las expectativas”, desafía.

El presidente de la Federación Chilena de Pelota Vasca, Eduardo Barceló, cuenta los desafíos por delante que tiene la disciplina: “Sabemos que para masificar la pelota vasca, tenemos que salir de los clubes. Imagínate que en México hay dos mil frontones, mientras acá hay solo siete”. Un proyecto de cancha pública en Peñalolén es el primer paso. “Tenemos el terreno y nos falta el dinero. Esperemos tenerlo del IND antes de 2018, pero sí o sí va”, expone.

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Federación Nacional de Pelota Vasca